El vino es uno de las bebidas más delicadas en cuanto a su conservación, debemos tener varios factores a cuenta cuando tengamos vino en casa y especialmente cuando lo vayamos a enfriar o a servir en una comida.
En primer lugar es muy importante saber que el vino no tolera cambios bruscos de temperatura, y si vamos a enfriarlo este proceso debe ser lento y progresivo. Nunca debemos introducir una botella de vino directamente en el congelador ni servirla con hielos cuando está caliente. Lo aconsejable es introducirla en el frigorífico con antelación y en la mesa servirla dentro de una cubitera con hielos para que la temperatura no ascienda rápidamente y se mantenga frío durante la comida.
También es muy importante tener en cuenta la temperatura ideal de cada tipo de vino para apreciar su sabor plenamente, las temperaturas ideales para servir cada clase de vino son las siguientes:
- Vinos tintos, crianzas, reservas y gran reserva a una temperatura de 18ºC
- Vinos tintos jóvenes a una temperatura de 16ºC
- Vinos amotillados y olorosos a una temperatura de 14ºC
- Vinos blancos, espumosos, rosados y cavas a una temperatura de 10ºC
A la hora de descorchar la botella debemos evitar movimientos bruscos que agiten el vino y remuevan los posos, si los hubiera. Una vez hayamos abierto el vino lo más aconsejable y protocolario es servir un poco en la copa del anfitrión para que lo deguste y una vez lo haya aprobado éste comenzar a servir al resto de comensales.